miércoles, 14 de mayo de 2008

vergüenza nacional

El Festival de Cine Independiente es un evento esperados por muchos y, por décima vez, llegó a Buenos Aires. Del 08 de abril al 20 del mismo mes podíamos disfrutar de este espectáculo en distintas partes de la ciudad.
Finalmente, me decidí por la sede del shopping del Abasto. El domingo a las 18:00 hs emprendí mi camino. Luego de varios empujones, logré ingresar al subte. Se hacia difícil caminar, pero llegué al único asiento vació del vagón. Continué mi viaje contenta por el privilegio de estar sentada; aunque mi alegría duro poco ya que en la siguiente estación, subió una mujer notablemente embarazada. Miro a mi alrededor, hombres y mujeres jóvenes, adolescentes, pero todos parecían indiferentes, cada uno en sus cosas, escuchando música, hablando por celular, a ninguno le importó la situación. Molesta por semejante apatía y fiel a mis principios, cedí el preciado lugar. Después de cinco estaciones y nuevos empujones –ahora para bajar- arribé a los cines Hoyts.
Aunque faltaba bastante para la función, me fastidió ver la larga fila que me esperaba para conseguir la entrada (comprarlas anticipadas había sido misión imposible). Hacia la mitad de la eterna cola, me percaté de que había olvidado mi acreditación de estudiante; así que cuando llegó mi turno, me dirigí al vendedor con mi mejor sonrisa esperando que este haga una excepción. Sin mayores inconvenientes, alcancé mi objetivo y solo quedaba esperar el comienzo de la película. Todavía era temprano, por lo que tuve tiempo para disfrutar un café y dejarme asombrar por la cantidad de turistas que hacían intransitables los pasillos de Abasto. Por fin llegó la hora, “Bashing” estaba por comenzar. Me dispuse a subir las escaleras, por suerte mecánicas, e ingresé a la sala. Me senté en el medio de la misma, donde la visión de la pantalla es excelente. Observo a los demás, en su mayoría jóvenes con apariencia de estudiantes y cinéfilos y, como no podían faltar, parejitas que poco verían el film. A apagar los celulares y hacer silencio, que va a empezar la acción.
“Bashing” es una producción de Masahiro Kobayashi, basada en la realidad, que relata las desventuras de una joven japonesa al regresar a su país tras haber sido tomada como rehén en Irak, luego de viajar como voluntaria para ayudar a las victimas de ese lugar.
Yuko se dirige a su trabajo donde limpia habitaciones de hotel. Pasado medio día, alegando que el clima laboral no es el mismo desde su llegada, su jefe la despide. En su camino a casa, se detiene en un supermercado a comprar la cena. La situación se torna difícil, no por las frías miradas del encargado, sino porque en el estacionamiento del lugar, unos niños tiran y pisotean la mercadería de la muchacha. Ella llega a su hogar y no puede hacer otra cosa mas que llorar por los maltratos recibidos. Su madrastra, preocupada, la anima a salir de su encierro, pero el rechazo es algo muy difícil de soportar, y Yuko solo quiere estar sola.
Así pasan los días para esta chica, aislada, excluida por la sociedad, tratada como vergüenza nacional y soportando hasta llamadas telefónicas amenazadoras. Pero eso no será lo peor que ella y sus familiares deberán enfrentar. Luego de 25 años de dedicada labor, el padre de familia es obligado a renunciar. Según su supervisor, las cartas e e-mails con insultos que llegan a la fabrica condenando la decisión de su hija son innumerables, lo que hacen insoportable la situación. Sin rumbo y sin trabajo, el hombre cree perdido el sentido de su vida y sólo se dedica a tomar y a hablar sobre acabar su existencia. Unos días mas tarde, ya sin novio, quien decide casarse con alguien mas “normal”, Yuko lega a su casa y en lugar de encontrar a su padre rodeado de botellas de cerveza, se encuentra con la sala vacía y la puerta del balcón abierta; luego de asomarse, sus ojos lo dicen todo. Aunque esto no es claro para todos, ya que la persona sentada detrás mió, exclamó: “él se suicido”, agradezco por la interrupción y la innecesaria aclaración y sigo concentrada en la interpretación. Después del velorio y entierro del dueño de casa, su viuda golpea a Yuko y le reprocha la perdida de su marido.
La joven protagonista, sin lugar es su Japón natal, decide pedirle a su madrastra la parte del dinero del seguro que le corresponde, para así volver a Irak. La mujer concede este pedido y la joven regresa a aquel golpeado país donde todos valoran su cuidado.
Pasados 82 minutos, mi experiencia bafici había terminado. La función es interesante ya que el tema principal es la discriminaron y, lamentablemente, ésta se hace presente en todos lados. Aunque por momentos, es bastante lenta y aburrida. No es la peor película pero, sin dudas, tampoco es la mejor. Salgo del cine con la sensación de final inconcluso. Llego al subsuelo del shopping, y de vuelta al subte, esta vez con muchos asientos disponibles, lo que hará mas cómodo mi regreso a casa. No puedo evitar pensar en aquella mujer embarazada y en la actitud de los demás pasajeros. Todos parecían habitar diferentes planetas, todos preocupados por si mismos, aunque juntos, aislados al igual que Yuko. Imagino una sociedad mas tolerante, con mas conciencia de lo que sucede a su alrededor, esto haría todo mas fácil, no?
Al otro día, escucho que “Bashing” ganó los galardones por mejor película, mejor director y mejor actriz principal; evidentemente, mi critica cinematográfica está algo equivocada.

No hay comentarios: